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Articles by Patricia Raybon

El amor protector de Dios

Una noche de verano, las aves cerca de casa prorrumpieron en un chirrido caótico, que se agudizó mientras lanzaban llamados penetrantes desde los árboles. Por fin nos dimos cuenta del motivo: al caer el sol, un halcón grande voló desde la copa de un árbol, haciendo que las aves se dispersaran frenéticas y dando la alarma mientras huían del peligro.

Dar como Cristo

Cuando el escritor O. Henry escribió su amada historia navideña «El regalo de los reyes magos», estaba luchando por recuperarse de ciertos problemas personales. Aun así, escribió una historia inspiradora que destaca un rasgo hermoso: el sacrificio. En ella, una esposa pobre vende en Nochebuena su larga cabellera para regalarle a su esposo una cadena de oro para su reloj de bolsillo. Sin embargo, después descubre que su esposo vendió su reloj para comprarle un juego de cepillos para el cabello.

El corazón de Dios para todos

Dan Gill, de nueve años, llegó con su amigo Archie a la fiesta de cumpleaños de un compañero de escuela. Sin embargo, cuando la madre del cumpleañero vio a Archie, que era negro, le negó la entrada. Abatido, Dan le dio los regalos a la mujer y volvió a casa con Archie, mientras el dolor del rechazo a su amigo le ardía en el corazón.

Pizza persistente

A los doce años de edad, Ibrahim llegó a Italia desde África Occidental, sin saber ni una palabra de italiano, tartamudo e insultado por ser inmigrante. Nada de esto detuvo al esforzado y joven trabajador, quien años después, abrió una pizzería en Trento. Su pequeño negocio llegó a estar entre las mejores 50 pizzerías del mundo.

Cristo, nuestra luz verdadera

«¡Vamos hacia la luz». Esto aconsejó mi esposo cuando luchábamos por encontrar la salida de un hospital un domingo por la tarde. Habíamos visitado a un amigo, y cuando salimos del ascensor, no encontrábamos a nadie que nos indicara dónde estaba la puerta del frente… y la brillante luz del sol de Colorado. Por fin, nos encontramos con un hombre que vio nuestra confusión. «Estos pasillos parecen todos iguales —dijo—. Pero la salida está por allí». Con sus indicaciones, encontramos la puerta, que, de verdad, llevaba hacia la luz brillante del sol.

Abriendo paso a la confianza

Una mañana, al abrir las persianas, me encontré con una vista sorprendente: una pared de niebla. El pronóstico decía: «niebla congelada». Raro para nuestra región, venía con una sorpresa aún mayor: habría cielo despejado y sol… una hora después. «Imposible —le dije a mi esposo—. Apenas vemos a 30 centímetros». Pero, tal cual, poco después la niebla se había disipado y el cielo despejado daba paso a un sol radiante. Parada frente a la ventana, reflexioné sobre mi nivel de confianza cuando solo puedo ver niebla en la vida.

Compasión en acción

Fabricar bancos no era el trabajo de James Warren. Sin embargo, empezó a hacerlos cuando vio a una mujer sentada en el suelo esperando un autobús. «Esto es “indigno”», dijo preocupado. Entonces, el consultor laboral de 28 años de edad fabricó un banco y lo puso en la parada del autobús. Se empezó a usar enseguida. Al ver que muchas de las 9.000 paradas de su ciudad no tenían asientos, hizo otro, y luego varios más, con la inscripción «Sé amable». Warren dijo que su objetivo era intentar que la vida de la gente fuera un poco mejor.

La Iglesia eterna de Dios

«¿Terminó la iglesia?», preguntó una joven madre que llegaba con dos niños cuando la reunión dominical estaba finalizando. Pero un ujier le dijo que una iglesia cercana tenía dos reuniones los domingos, y que la segunda empezaba pronto. Se ofreció para llevarla y la joven aceptó, contenta de ir algunas cuadras hasta la otra iglesia. Después, reflexionando, el ujier llegó a esta conclusión: «¿Terminó la iglesia? Jamás. La Iglesia de Dios continúa para siempre».

Encontrar espacios abiertos

En su libro Margin [Margen], el Dr. Richard Swenson escribe: «Debemos tener algún lugar para respirar. Necesitamos libertad para pensar y permiso para sanar. Nuestros vínculos están siendo devorados por la velocidad […]. Nuestros hijos yacen heridos, aplastados por nuestras aceleradas buenas intenciones. ¿Está Dios ahora a favor del agotamiento? ¿Ya no guía más a las personas a aguas de reposo? ¿Quién saqueó esos espacios abiertos del pasado y cómo podemos recuperarlos?». Swenson dice que necesitamos «tierra» tranquila donde podamos descansar en Dios y encontrarnos con Él.

El poder de la perseverancia

En 1917, una joven costurera se emocionó al ser admitida en una de las escuelas de diseño de moda más renombradas de Nueva York. Pero cuando Ann Cone llegó para inscribirse, el director le dijo que no era bienvenida. «Para ser franco, Srta. Cone, no sabíamos que era negra», dijo. No queriendo irse, susurró una oración: Por favor, permítame quedarme. Al ver su perseverancia, la dejó quedarse, pero la separó del aula solo para blancos, dejando la puerta trasera abierta «para que oyera».